Maternidad

La madre narcisista

En general, se entiende el narcisismo como la exacerbada vanidad, o el amor que alguien se dirige a sí mismo. Pero no es autoamor ni autoestima, sino una incapacidad del sujeto de separarse de su propia imagen a la que considera la única bella y valiosa. Sin embargo, el narcisismo es mucho más complejo. Descubrir a un narcisista no es fácil. Ser hijo de padres narcisistas deja heridas emocionales profundas. Un padre narcisista violento y despreocupado es una imagen ampliamente conocida. Una madre narcisista manipuladora y que ejerce violencia psicológica no solo es más difícil de percibir sino que -también- es una figura de la que se habla poco, quizás por el tácito pacto social que evita cuestionar la maternidad y edifica su visión romántica. De la madre narcisista he querido escribir hace tiempo.

Hace unos días, llegó a mí de casualidad un video del canal de YouTube Boze vs. the world que se especializa en analizar comparecencias de acusados en las cortes de los Estados Unidos. La youtuber que creó el canal tiene un video (el que me enviaron) en el cual analiza el comportamiento narcisista de una mujer cuando su hijo le informa que no quiere quedarse con ella sino con su papá. El video dura setenta y dos minutos. El original fue grabado en mayo 2013 y tiene más de cuarenta y tres millones de vistas, y el analizado se acerca a los dos millones.

Cuando se mira en el video la interacción entre madre e hijo, no parece que sucediera algo grave. Conforme avanza, nos queda claro que se trata de un adolescente de catorce años, que no quiere bajarse del auto de su papá y regresar a la casa materna. Todo está siendo grabado por el padre que está al volante, con su hijo sentado en el asiento del copiloto. La madre intenta convencerlo, él insiste en que no quiere. Ella está parada en la puerta del auto con un bebé en brazos una buena parte del tiempo. Al ver que sus palabras no surten efecto, comienzan las amenazas: le dice que ella tiene su custodia y que va a llamar a la policía. Y así sucede, llega una patrulla. El chico, Parker, se quiebra y solloza, pero se calma de inmediato. El oficial se acerca y escucha el caso de la voz de una mujer que lo cuenta todo entre lágrimas que comenzaron a salir de un segundo a otro. El policía pregunta por qué está grabando, el padre le explica que necesitan pruebas de que no ha habido ningún tipo de violencia de su parte, y -por eso- le permite seguir filmando. El oficial le dice a la madre que no puede obligar al chico a quedarse. Ella se altera, mete el brazo por la ventana del auto para intentar abrir la puerta y sacar a su hijo. Parker sube el vidrio y (obvio) hace presión en el brazo de su mamá. Ella le dice al oficial que ha sido agredida, que se lleve a su hijo detenido. El policía le dice que no, que él vio la escena y que el chico actuó en defensa propia. La madre no puede hacer nada para retener a su hijo. A petición del padre, la policía lo acompaña a sacar su mochila con sus útiles escolares. Y Parker se va con su papá.

¿Por qué el papá filmó? ¿Por qué durante más de una hora no dijo nada? ¿Por qué la madre permitió ser grabada? Un narcisista se muestra como víctima ante los demás o con una imagen intachable. Lo uno no quita lo otro, ambos comportamientos van de la mano. En la escena está el padrastro de Parker quien le hace notar a ella que la están filmando, lo cual no le importa. ¡Por supuesto! Un narcisista está acostumbrado a fingir que es maravilloso y que todos los demás a su alrededor son el problema. Las cámaras no los asustan porque están acostumbrados a sostener una careta. El papá de Parker sabía muy bien que él no debía intervenir. Si lo hubiera hecho, seguramente, habría sido acusado de manipulador o de ejercer alienación parental. A un narcisista se le deben poner límites, aunque igual los viola porque es el dueño de la verdad. La madre en el video dice: «hablemos de esto adentro», si el chico se hubiera bajado, su madre tomaba las riendas. Por eso, las víctimas de un narcisista deben retomar su poder y autocontrol: saber que pueden decidir por sí mismos sin chantajes. El padre le dio esa fuerza a su hijo: lo acompañó, lo sostuvo emocionalmente en silencio, lo respaldó, dio las aclaraciones del caso al policía, pidió la ayuda necesaria y -al final- cuando se van, felicitó a su hijo por haberlo logrado.

De todo el caso, se destaca la acción de la policía: se dieron perfecta cuenta de lo que pasaba y no cayeron en la trampa de la madre. Cuando terminé de ver el vídeo pensé que en países como el Ecuador, la policía le hubiera dicho a Parker que se baje, que le haga caso a la mamá, y que deje de ser malcriado y desobediente.

En general, es muy, muy, muy difícil que una persona vea y entienda las heridas de hijos con padres narcisistas. Es un eterno “no es para tanto”, que se fortalece porque -además- el narcisista hace todo para que sea su víctima quien estalle, para humillarla y ridiculizarla en público, y así hacer creer a los demás que ella es la que sufre y no su víctima. Un narcisista siempre culpa a los demás de todo y jamás se hace responsable de sus acciones. Un narcisista siempre piensa que actúa bien, por eso es muy raro que vayan a terapia. Un narcisista quiere tener control sobre todo tipo de situaciones y busca que sus hijos adquieran una dependencia feroz con ellos. Son quienes espían a sus hijos, los que no respetan sus decisiones, los que los tratan como si fuesen una propiedad u objeto, los que usan sus debilidades para lastimarlos (el típico: “ya ves lo que hiciste”), los que los comparan, los culpan de todo, y los convencen de que son afortunados de que alguien en el mundo se ocupe de ellos que son tan pesados, alta demanda, problemáticos y -por ello- difíciles de querer. El hijo de una madre narcisista hace todo por complacerla, vive para cumplir sus deseos, se esfuerza hasta el cansancio para ser reconocido, pero nada sirve. La madre siempre encontrará algo que criticar o sentirá una enorme envidia porque su hijo (sobre todo hija) logró lo que ella no. En público, por supuesto, alardeará de los triunfos de los hijos como si fueran propios.

Estas relaciones ocasionan autoestimas bajas y mucha inseguridad personal. Sanar las heridas del abuso narcisista lleva años de terapia, pero también se requiere que el vínculo se corte, la mayoría de las veces de manera definitiva, porque las madres narcisistas cuando ya no pueden con sus hijos, van por sus nietos. Poner límites a un narcisista puede ser agotador: ellos observan mucho lo que puede molestar, y eso hacen: siempre están a la caza de algo que vulnere a su presa. Por eso, no tener contacto es lo mejor para sanar y comenzar a construir buenos vínculos con los demás. Y en sociedades como las latinoamericanas, que idealizan a la familia, se mira con horror a quienes no tienen contacto con sus padres por preservar la salud mental. Se cree incluso que el narcisista es aquel que decide liberarse y ser feliz.

El caso de Parker no terminó ahí. Uno de los hermanos menores del protagonista del video, tiempo después de la filmación, fue acusado por su madre de tenencia de sustancias ilícitas y encerrado contra su voluntad en una clínica psiquiátrica por unas semanas. El padre estuvo envuelto en largos juicios hasta que sus cuatro hijos, finalmente, se fueron a vivir con él.

Gracias por suscribirte, seguirme en redes, compartir, comentar y darle me gusta. 

Si quieres información sobre los talleres en línea de crianza, maternidad, lectoescritura enfocados en el método Montessori da clic aquí. Tengo un taller especial para sanar las heridas maternas.

Deja un comentario