Maternidad

Como las olas del mar

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El inicio

Tenía treinta semanas de embarazo. Varias personas nos habían hablado de la clínica así que fuimos a conocerla. Subimos por un pasillo adornado por fotos de bebés y se me hizo un nudo en la garganta. ¿Y esta emoción? ¿Quieres nacer aquí?, le pregunté a la panza. El nudo casi se convierte en lágrimas.

Recorrimos las instalaciones. Las salas de parto me parecieron cálidas, un lindo lugar para nacer. Comprobé que tendría un parto respetuoso, humano, sin uso de fármacos ni intervenciones innecesarias, que nadie me alejaría ni un segundo de mi bebé recién nacido. Ese fue el lugar elegido. Diego (el obstetra) respondía cada miedo con positivismo. Desde entonces, nos vimos cada quince días y pronto, cada semana. Las citas médicas estaban rodeadas de alegría. Mi niño crecía y crecía. Completó su formación en la semana 36 y podía nacer en cualquier momento. Sigue leyendo «Como las olas del mar»