Aunque hacemos colecho, G. tiene su habitación desde que nació. Una habitación Montessori que se caracteriza por darle libertad de movimiento y, por ende, independencia. No hay cunas ni camas y todo está a su alcance. La adecuación de los espacios, de acuerdo con la filosofía Montessori, no se reduce solo a la habitación, la casa es la que debe transformarse para incorporar al bebé conforme a cada una de sus necesidades y en consonancia con cada una de sus etapas de desarrollo. Por eso digo que en mi casa siempre estamos en obras. De hecho, la habitación de G. ha cambiado conforme él ha ido creciendo. Sigue leyendo «Habitación Montessori»