Maternidad

Sin miedo a nada

InaMay

Si una niña me pidiera que le dé un solo consejo, uno de entre tantos posibles, sé el que elegiría. Le diría: si decides ser madre, ten un parto natural, niégate rotundamente a una cirugía. Si llegas a la cesárea que no sea por miedo al dolor o por decisión caprichosa de un médico. Con o sin operación, que se haga siempre tu voluntad, que nadie te maltrate, que te entregues al proceso de traer un hijo al mundo sin temores, acompañada y respetada. Pero si tienes opción y quieres ser madre: pare, porque la magia, el poder, la sintonía con el universo que se producen al momento de parir quizás no los vas a sentir nunca más en tu vida. 

Parir te puede cambiar para siempre, te hará conocer tu cuerpo y tu fuerza pero, sobre todo, podrás abrazar el milagro de la existencia. La forma de nacer es determinante: parir permite que continúe el ritmo de conexión profunda que mamá y bebé tuvieron en el vientre, se establece un proceso de separación consensuado, progresivo, lógico. En el embarazo, arropas la semilla; en el parto, permites su germinado. Eres tierra a la que se anclan las raíces, para que la planta surja y se expanda. Parir es comprobar el Big Bang, viajar a las entrañas de la vida, es una experiencia espiritual inmensa, incomparable, indescriptible.

Por eso, el posparto es tan fuerte: anhelas calma y silencio para poder procesar lo que has vivido al parir. Necesitas contemplar los días, a ti y a tu cría. Requieres un espacio y mucho tiempo en donde la constante sea el recogimiento. Es complejo el posparto porque las rutinas del mundo siguen, las dificultades no faltan y una se siente desbordada por cualquier motivo. Es maravilloso porque alberga mucha sabiduría interior y necesitas abrirte para recibir todas las enseñanzas que trae.

Parir duele. Parir, a veces, puede doler. Pero es un dolor diferente: te lleva al límite y te potencia; te sorprende porque al tiempo que te sacude se convierte en bálsamo. El dolor del parto es milagroso y festivo, agradeces su presencia y no lo cambias por nada. Puede ser tan poderoso que incluso lo quieres repetir.

Un parto necesita la compañía adecuada, la contención y la empatía suficientes para que la mujer que está en labor, sobre todo si es su primera vez, continúe confiando en sí misma y en su cuerpo, que recuerde que adentro del vientre no hay nadie dándole indicaciones a su bebé sobre cómo nacer, que afuera nadie le puede decir a ella que no se mueva, que no coma o que no beba agua. Las mujeres en labor de parto pueden y necesitan libertad de acción total.

Un nacimiento es un momento sublime. He mirado los rostros fascinados de médicos y doulas ante el surgimiento de la vida, extasiados aunque lo hayan visto miles de veces. He comprobado que toda mujer puede, por memoria genética, acompañar a otra a parir. Si alejamos el miedo, la que pare, la que acompaña y la persona que nace entran en perfecta armonía, fluyen, se dejan guiar por una sabiduría milenaria.

Parir es normal, se ha hecho desde siempre. Parir es tan normal que ahora se vuelve sobre sus procesos naturales y se han dejado de lado fórceps, anestesias, correas para atar de pies y manos a las mujeres en labor, sueros y otros procedimientos que se reconocen como innecesarios. Parir es tan normal que ahora los hospitales ofrecen alojamiento conjunto, parto humanizado o la posibilidad de que una doula acompañe a la parturienta. Parir es natural, por eso hay cada vez más médicos aprendiendo de las parteras, reconociendo sus conocimientos, leyendo sobre sus experiencias.

Parir aleja el miedo. Parir no requiere de ningún miedo. Hay que oír a Ina May Gaskin, la partera más famosa del mundo. Es importante su voz porque se aprende de ella. Su enorme experiencia nos puede regresar al momento de nuestros propios partos. Su voz puede ser lo que muchas mujeres necesitan para convencerse de que parir es posible y, sobre todo, una experiencia que no vale la pena perderse. Nadie nos puede decir cómo parir, es un proceso demasiado personal e íntimo. Por eso, merece ser potenciado y respetado. Porque quien asiste a un parto tiene un privilegio que guardará por siempre, un sentimiento de gratitud con cada alma que ve nacer.

 

Ina May Gaskin dictará un curso este domingo 11 de marzo. Está organizado por Maternidad en Red, como parte de Marea, una jornada para mamás. Las inscripciones siguen abiertas. El encuentro con Ina May será en Quito, de 09:30-18:30, en La Ideal (Tamayo y Lizardo García).

 

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