Desde que iniciamos la alimentación complementaria, me preocupó lo que vendría después del año, una vez que ya pudiera incluir en la alimentación azúcar y sal. La sal no me preocupaba tanto como el azúcar. A los niños, cualquier persona les ofrece -sin mucho pensarlo- pasteles, caramelos y jugos con altísimos contenidos de azúcar. En lo personal, no la consumo desde hace quince años porque es nociva: no solo es la gran causante de caries si no también de obesidad y malnutrición infantil pero también genera una adicción enorme: da un subidón de energía y cuando desaparece, se quiere más.
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El berrinche de mamá
G. tiene una canasta llena de pelotas de diversos colores y texturas. Son, más o menos, cincuenta pelotas. Esa canasta, un buen día, se convirtió en asunto de conflicto. Todas las noches, antes de ir a dormir, él las regaba por el suelo, yo lo animaba a recogerlas, él se negaba a hacerlo. Lo dejaba pasar mientras arreglábamos alguna otra cosa y cuando decía: “ahora, a recoger las pelotas”, se paraba en una esquina, me veía y no se movía. Se volvió un reto: opté por esperarlo, nada; le pedí que me las pasara pero me veía con indiferencia; le expliqué que mientras las pelotas estuviesen en el piso no podíamos pasar a otra actividad, que debíamos cerrar una para seguir con otra, nada. No había manera de que las recogiese y yo no entendía qué pasaba. Él siempre había sido muy ordenado y no había –hasta entonces- necesitado pedirle siquiera que recogiera algo porque lo hacía por su propia voluntad. Su negativa era solo con las pelotas porque si se le había olvidado alguna otra cosa fuera de su sitio, bastaba con hacérselo notar para que lo pusiera en su lugar. Pero ¿y las pelotas? Sigue leyendo «El berrinche de mamá»
Llegaron los dientes
La dentición comienza antes de que podamos ver el primer diente. En la mayoría de niños aparecen entre los seis y siete meses pero hay a quienes le salen antes (3-4 meses) o mucho después: cuando ya tienen un año. Son casos normales. La aparición de los dientes supone una serie de nuevas acciones: ¿qué hacer ante los mordiscos?, ¿cómo limpiar los dientes?, ¿hay síntomas?, ¿cuándo visitar al odontopediatra? De nuestra experiencia y aprendizaje hablaremos en esta nota. Sigue leyendo «Llegaron los dientes»
Ahora lo lanza todo al suelo…
Llega un momento en la vida de toda madre y de todo padre en que desarrollamos una tendencia casi natural a “recogerlo todo del suelo”. Nuestros bebés comienzan -por ejemplo- a tirar comida, no porque se les escurre de las manos, la arrojan con la intención de verla caer. Conforme crecen hay periodos en que se detienen pero luego retoman esta actividad e incluyen en ella nuevos objetos, muchas veces pesados. ¿Qué hacer? ¿Cómo detenerlos? Lo único que podemos hacer es alentarlos. Sí, dejarlos, brindarles posibilidades. Porque si los interrumpimos estaremos entorpeciendo su desarrollo motriz. Sigue leyendo «Ahora lo lanza todo al suelo…»
Habitación Montessori
Aunque hacemos colecho, G. tiene su habitación desde que nació. Una habitación Montessori que se caracteriza por darle libertad de movimiento y, por ende, independencia. No hay cunas ni camas y todo está a su alcance. La adecuación de los espacios, de acuerdo con la filosofía Montessori, no se reduce solo a la habitación, la casa es la que debe transformarse para incorporar al bebé conforme a cada una de sus necesidades y en consonancia con cada una de sus etapas de desarrollo. Por eso digo que en mi casa siempre estamos en obras. De hecho, la habitación de G. ha cambiado conforme él ha ido creciendo. Sigue leyendo «Habitación Montessori»
Lo que me regaló el silencio
Estuve muchos meses cuestionándome los momentos en los que alzo la voz. Casi siempre era porque algo me impacientaba o me asustaba. No me gustaba. Había algo en esa manera de expresar las emociones que no me parecía adecuado, menos aún con un bebé cerca. Ya de por sí ellos recurren al grito para manifestar su frustración, y si tienen cerca a alguien que lo hace cuando se molesta, el mensaje es claro: así se expresan las emociones. Necesito aprender a hablar pausadamente en esos momentos, me dije una y otra vez. Necesito silencio. Sigue leyendo «Lo que me regaló el silencio»
Pipí y popó en el inodoro
Mi mamá cuenta muy orgullosa que dejé el pañal al año. Lo dudo un poco. Los retazos de su historia me hacen sospechar que me levantaba seca y ella me sentaba en algún orinal, pero el resto del día –seguro- iba con pañales. Tampoco he querido refutar sus recuerdos. Con G. siempre supe que él marcaría las pautas. Antes de su nacimiento ya sabía de muchas historias en donde los niños la pasaron mal por este tema: estrés y frustración de los adultos, negativas a dejar el pañal, fobia al inodoro o a la bacinilla, estreñimiento. Los entrenamientos de plano me parecen indignos: me causa dolor el solo hecho de imaginarme a un niño haciéndose pipí o popó encima hasta que aprenda a hacerlos en el lugar y de la forma en la que un adulto espera. Sigue leyendo «Pipí y popó en el inodoro»
Juguetes Kaypacha
Cuando G. cumplió seis meses comencé a cuestionarme sobre los juguetes que quería que acompañen su infancia. A los dos meses le compramos un gimnasio con animalitos del bosque que se acoplaron bien a su habitación Montessori. Sigue leyendo «Juguetes Kaypacha»